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miércoles, 22 de abril de 2015

Que es un brote psicotico

Qué es un brote psicótico


Los primeros episodios psicóticos suelen debutar en la adolescencia con depresión, ansiedad y aislamiento, aunque en ocasiones se pueden producir delirios, alucinaciones e ilusiones sensoriales, según el psiquiatra de la Fundación Jiménez Díaz, el doctor Juan José Carballo.

Según explica en una entrevista a Europa Press, aunque la edad en la que suelen aparecer estos trastornos se ha fijado entre los 18 y 25 años, lo cierto es que "efectivamente" entre los 14 y los 18 años puede producirse algún brote psicótico que será considerado de inicio temprano.

A la hora de detectar posibles brotes entre los adolescentes, hay que fijarse en el estado del joven, si sufre depresión, tristeza, una pérdida de interés mantenidos en el tiempo, alteraciones de sueño o insomnio, cambios en la conducta significativos con sus compañeros o amigos, aislamiento social, o cambios súbitos.

En un inicio, "en la adolescencia estos brotes son de tipo insidioso con fases iniciales de depresión, ansiedad, aislamiento, etc, y, en muchas ocasiones, estos síntomas se confunden. Finalmente dan la cara con síntomas positivo-alucinatorios", explica.

En contra de lo que se pudiera pensar la violencia no es un síntoma general en estos pacientes y, de serlo, "la agresividad suele ser contra uno mismo". En este sentido, recuerda que lamentablemente aunque sí hay conductas agresivas en los trastornos mentales lo cierto es que no es una conducta generalizada y, por tanto, entiende que para acabar con el estigma que padecen estos pacientes debería evitarse relacionarles con conductas violentas.

"En la infancia hay que prestar especial atención"

Lo cierto es que, señala, "aproximadamente, la mitad de los trastornos mentales aparecen por primera vez antes de los 14 años". No obstante, cuanto se habla de trastornos mentales, se hace referencia a todo tipo de enfermedad mental, es decir desde la depresión al déficit de atención hasta problemas como la esquizofrenia, el trastorno bipolar, o los episodios psicóticos intuidos por tóxicos.

Como recuerda el Libro Blanco de la Psiquiatría del Niño y del Adolescente elaborado por Fundación Alicia Koplowitz, hasta hace poco tiempo se negaba que los niños sufrieran trastornos mentales, o se minimizaba su importancia.

Sin embargo, es en la infancia cuando "hay que prestar especial atención". "Antes los trastornos psicóticos se consideraban trastornos neurodegenerativos y ahora se ha cambiado el paradigma a un trastorno del neurodesarrollo", recuerda.

Actualmente se cuenta con suficientes evidencias que demuestran la existencia de relación y continuidad entre los trastornos mentales infantiles y los de la vida adulta; hasta el punto de que "los trastornos psiquiátricos que debutan antes tienen un peor pronóstico".

No obstante, admite que falta conocimiento sobre la evolución de los trastornos psiquiátricos en al infancia y adolescencia por la idiosincrasia de los mismos. "Puede producirse un brote psicótico que sea único en la evolución de un paciente, y no se vuelva a producirse", explica, o puede verse afectado por un episodio que vuelve a repetirse en el tiempo, y, en tal caso, podría verse si se trata de una esquizofrenia.

En cualquier caso, aclara que "un buen cuidado y una buena adherencia al tratamiento, pueden mitigar muchos de los efectos de un inicio temprano". Para ello, sería prudente tener dentro de los dispositivos de atención sanitaria perfiles profesionales específicos, tales como psiquiatras, enfermeras psiquiátricas, psicólogos y trabajadores sociales.
fuente europapress

miércoles, 15 de abril de 2015

Riesgo TDAH, para niños fumadores pasivos

Los niños fumadores pasivos
con más riesgo de desarrollar TDAH


Los niños que están expuestos al humo del tabaco en sus hogares incrementan el riesgo de desarrollar trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH), según ha concluido un estudio desarrollado por investigadores españoles con la colaboración de la Escuela de Medicina de la Universidad de Miami (EE.UU.).

El aumento del riesgo de desarrollar este trastorno está ligado al tiempo que los niños están en contacto con el humo. Así, en los pequeños que están expuestos durante menos de una hora, el riesgo aumenta un 49%, mientras que los que tienen una exposición de más de una hora diaria incrementan el riesgo en un 173%. Lo que supone que casi triplican las posibilidades de desarrollar TDAH frente a aquellos niños que no son fumadores pasivos.

El estudio, publicado en la revista Tobacco Control, analizó una muestra de 2.357 niños españoles de entre cinco y doce años durante 2011 y 2012, de los que se calculó que el 11,4% eran fumadores pasivos. Por otro lado, se realizó a los padres el test psicológico SDQ para que valoraran la salud mental de sus hijos, estableciendo finalmente que el 7,7% de ellos podían padecer un trastorno de conducta.

El trastorno que más interesaba estudiar a los investigadores era el TDAH porque "sus relaciones con el humo son claras, aunque de momento no haya evidencias que demuestren la causalidad", explica Iñaki Galán, uno de los autores del estudio, del centro de Epidemiología del Instituto de Salud Carlos III.

Trabajos anteriores habían observado que las personas con trastornos mentales eran más propensas al consumo del tabaco. "Cuando los niños crecen con antecedentes de enfermedades mentales, y además expuestos al humo, el ambiente que se da en casa no suele ser el más idóneo para el desarrollo intelectual, lo que les hace más propensos al TDAH", afirma Galán. Es por ello que el equipo de investigación consideró conveniente aislar las denominadas variables confusoras: aquellas que pueden interferir en la relación entre los factores a analizar (en este caso el humo del tabaco y el desarrollo de TDAH).

Este estudio ha analizado estos factores para después poderlos excluir y que no interfirieran en los datos finales del trabajo. Para ello se trataron aspectos como la clase social, el tipo de barrio, el nivel de estudios de los padres o si estos padecen trastornos psiquiátricos. De los datos recogidos se establece que las variables anteriores están altamente relacionadas tanto con el consumo de tabaco como con los trastornos mentales: aquellos niños cuyos padres padecen trastornos tienen el doble de riesgo de ser fumadores pasivos. Además, el consumo de tabaco y los casos de trastornos mentales aumentan a medida que disminuye la clase social y el nivel educativo de los progenitores.

"Es por esa interferencia que ejercen los antecedentes mentales y las condiciones sociales sobre los posibles trastornos de los niños, que decidimos aislarlos para que desviaran lo menos posible los efectos reales del tabaco", explica Galán. Pero aun así reitera que los datos obtenidos no son definitivos en tanto que no han podido demostrar por qué el humo afecta así al desarrollo del TDAH. "Los resultados forman parte de un proceso de acumulación de evidencias, que es muy lento porque no podemos realizar un estudio experimental exponiendo directamente a los niños al humo. Tenemos que limitarnos a observar la realidad", apunta el epidemiólogo. 

En este sentido, el estudio reconoce sus limitaciones, como no haber sometido a los niños directamente a un diagnóstico psicológico, sino que fueran los padres los que los evaluaran. "Sabemos que en este caso, si los progenitores tienen trastornos, la percepción de la salud mental de sus hijos puede estar tergiversada. Pero, a diferencia de una valoración clínica independiente, los tests SDQ nos permiten tener una muestra más amplia con una base poblacional representativa", reconoce Galán.

El investigador considera que el estudio es una pieza importante de este proceso de generación de evidencias y conocimiento: "Hemos demostrado que el humo, independientemente de los factores confusores, está muy relacionado con el TDAH", afirma Galán. Y, aunque reconoce que queda mucho por hacer en este campo, sí considera que su trabajo puede servir para presionar sobre una reformulación de la legislación para evitar que los niños sean fumadores pasivos en lugares como vehículos privados, y así reducir el tiempo al que están expuestos al tabaco.
leído en la vanguardia . com